[Novela] Reencarné como el hermano mayor de la villana - Capítulo 21: ¡Defiende la dignidad del hermano!
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Estaban dentro del carruaje, de camino a la reunión de bordado. Cain tenía a Diana en su regazo y ambos miraban por la ventana.
Elise pensó que sólo con mirarlos se podría pensar que eran una pareja normal de hermanos que se llevaban bien.
Los dos se parecían mucho. El cabello dorado lo heredaron de su padre y los ojos azules de su madre. Ambos tenían los ojos almendrados, pero éstos eran grandes y redondos, por lo que no parecían demasiado astutos. Daban una impresión amistosa: no eran demasiado ofensivos y resultaban fáciles de querer.
Cuando Diana se acercaba a Cain, éste a veces rompía en una expresión de adoración dolorosa, pero normalmente se limitaba a sonreírle, alegremente. Diana siempre le devolvía el afecto como lo haría un niño de cuatro años: en voz alta y con una enorme sonrisa en la cara. Sin embargo, tendía a llorar, a enfadarse y a sorprenderse. Sus expresiones cambiaban tan a menudo que Cain tenía que reaccionar a sus diferentes estados de ánimo.
Debido a los cambios de humor de Diana y a que Cain siempre reaccionaba para ponerse al día, sus familiares solían decir que no se parecían mucho. Sin embargo, cuando ambos miraban tranquilamente por la ventana de esta manera, eran casi idénticos.
«Lo diré de nuevo.», dijo Elise. «No debes aferrarte a Di, Cain. Estás aquí para participar en la reunión de bordado».
«No hace falta que me lo siga recordando, madre.», dijo Cain. «Mi objetivo es convertirme en un gran bordador para poder regalarle un día a Diana un hermoso vestido de novia».
Elise había perdido la cuenta de las veces que había advertido a Cain sobre el próximo encuentro. Esta vez, sin embargo, su respuesta fue algo que ella no esperaba. Abrió los ojos y lo miró.
«¡Cain! Así que, después de todo, quieres casar a Diana.», dijo Elise.
Al escuchar esas palabras, Cain sonrió, con tristeza.
«¿Qué clase de monstruo crees que soy?», dijo Cain. «Quiero que Diana sea feliz, por encima de todo».
«Pensé que serías un hermano mayor obsesivo que planeaba no dejarla salir nunca de casa.», dijo Elise.
«Por supuesto que no. Mi principal objetivo en la vida es conseguir que Diana sea la chica más feliz del mundo. Quiero que sea más feliz que nadie, cueste lo que cueste.», dijo Cain.
Cain parecía sombrío al decir esto. Sonreía, pero no era una sonrisa genuina.
Si Diana se casaba con el príncipe heredero, él terminaría eligiendo a la Heroína en lugar de a ella, y Diana sería finalmente enviada a un hogar infeliz.
Si la Heroína se enamoraba del caballero en entrenamiento, Diana sería poseída por un demonio y finalmente sería asesinada.
Si la Heroína se enamorara del estudiante de magia, Diana sería experimentada con hechizos psicológicos, y tendría un colapso mental.
Si la Heroína se enamoraba del asesino, todos menos la Heroína serían asesinados.
Cada vez, sin importar de quién se enamorara el jugador, también conocido como la Heroína, la villana es decir Diana, tendría un destino terrible.
La Heroína haría infeliz a Diana todas las veces.
Estos eran simplemente los escenarios establecidos en el juego que Cain había jugado en su vida pasada.
Este mundo era como el mundo en el juego que había jugado, pero ahora, esto ya no era un juego. Era la realidad de Cain. No había ninguna ley que dijera que su realidad tenía que desarrollarse de la misma manera que el juego. Puede que ni siquiera haya una Heroína en esta realidad.
Aun así, Cain hizo un juramento.
Esta vez, lo lograría. Esta vez haría feliz a Diana.
«De todos modos, si se tiene en cuenta nuestra edad.», dijo Cain, «¿no sería mejor que yo conociera a una posible novia antes de que Diana conociera a un posible novio?»
«… ¿Has pensado en casarte, querido?», preguntó Elise.
«Soy el primogénito de un duque, así que por supuesto que sí. Ahora que lo pienso, sólo hay tres años de diferencia entre el príncipe y yo. Así que, si consideras que él podría querer casarse con alguien de mi edad, puede que tenga que esperar a que él se case antes de que alguien me considere para el matrimonio.», dijo Cain.
«A veces olvido que sólo tienes siete años.», dijo Elise, llevándose una mano a la mejilla y suspirando.
Incluso como madre, Elise podía admitir que su horario académico era un poco pesado. Aun así, lo superaba sin problemas, y todos sus tutores lo elogiaban sin cesar por lo bien que captaba y absorbía el material que le enseñaban.
No se quejaba tanto como suele hacerlo un niño, y era un buen hermano que siempre cuidaba de su hermana pequeña.
Elise pensó que, dado que era capaz de hacer tantas cosas por sí mismo, tal vez lo había descuidado un poco. Tal vez, como no recibía suficiente amor, lo compensaba volcando el suyo en Diana.
Cuando pensó en esta situación, Elise decidió que, una vez que volvieran a casa, tendría que prestarle alguna atención cariñosa y mimarlo, un poco.
«¿Y qué tipo de chicas te gustan, Cain?», preguntó Elise, «Si es que piensas casarte, claro».
«Supongo que sería alguien que pueda amar a Diana conmigo y alguien que no se sienta celosa por poner a Diana en primer lugar.», dijo Cain.
«…¿Vas en serio con lo de casarte?», preguntó Elise.
«¿Te vas a casar, hemano?», preguntó Diana.
«Algún día. Pero no muy pronto. Voy a ser tu hermano mayor durante un tiempo más y estaré a tu lado.», dijo Cain.
«¿Debería Di ser la esposa de hemano?», preguntó Diana, inclinando su pequeña cabeza hacia un lado y mirando a Cain.
La luz brillaba a través de la ventana detrás de Diana, y dentro del carruaje, las flores florecían y estallaban en un revoloteo de pétalos, mientras las mariposas bailaban alrededor. Los ángeles volaban, tocando sus benditas trompetas y arrojando pétalos de rosa. Una cálida brisa primaveral pasó, suavemente, y agitó ligeramente el cabello de Diana. De su espalda brotaron un par de alas blancas que se extendieron detrás de ella.
«Cain, contrólate.», dijo Elise. «Pronto llegaremos al palacio real. Diana, asegúrate de proteger la dignidad de tu hermano. No te pongas demasiado dulce con él».
«¿Degnidad?», preguntó Diana.
«Si quieres que tu Hermano quede bien, no te pondrás dulce con él en público.», dijo Elise.
«¡De acuerdo!», dijo Diana.
El carruaje pasó por debajo de las puertas del palacio real y llegaron a un gran edificio que servía de recepción de la reina para los invitados.
Cuando entraron en esta zona de recepción, la reina estaba allí mismo, ante ellos.
La reina tenía más o menos la misma edad que mamá, y aunque la ropa que llevaba era elegantemente sencilla, el vestido de una sola pieza que llevaba era de una tela de la más alta calidad, y brillaba con fuerza. Llevaba un brazalete en el hombro con el emblema real de los dos lobos bordado, por lo que cualquiera podía identificarla como la reina a primera vista.
«Ustedes deben ser Cain y Diana.», dijo la reina. «Tenía muchas ganas de conocerlos.»
«Permítame agradecerle que nos permita participar en esta reunión. Es un absoluto honor que nos conceda su presencia.», dijo Cain.
«Permitirnos participar es un honor para nosotros estar presentes.», dijo Diana.
Cain se inclinó profunda y cortésmente, y Diana hizo lo mismo, bajando la cabeza, un poco torpemente. Cuando se inclinó, sus brazos se extendieron y señalaron hacia atrás, detrás de ella.
La reina se rió suavemente y dijo: «Qué correctos son los dos. Sin embargo, estas reuniones de bordado son asuntos informales. Por favor, levanten la cabeza».
La forma amable con la que se reía era propia de la madre de esta nación. Su comportamiento rebosaba de afecto.
Dado que ni el rey ni la reina aparecían nunca en el juego, ésta era realmente la primera vez que Cain se encontraba con ella. Era difícil creer que el hijo de esta cariñosa mujer tuviera el potencial de entregar a Diana sólo porque se enamorara de alguien nuevo. En realidad, esto provocó algunos sentimientos muy complicados dentro de Cain.
«Hola, su majestad.», dijo Elise.
«Hola, Elise.», respondió la reina.
Cain vio a la reina y a la madre intercambiar estos saludos casuales y pensó que realmente se trataba de un evento informal.
«¿De verdad está bien hablar tan informalmente ante la reina?», preguntó Cain.
«Todos los presentes tienen un rango de marqués o superior, por lo que está bien.», dijo Madre.
Lo llamaban informal, pero no dejaba de ser una reunión de niñas nobles de alta sociedad a las que se les habían inculcado modales desde pequeñas.
Junto con su madre, Cain tomó asiento en una mesa redonda, donde había sillas dispuestas a su alrededor. La sala de recepción era grande y daba a un patio. La mitad de la sala estaba dispuesta como un invernadero, ya que las paredes y el techo eran de cristal. Tal vez porque esperaban que asistieran muchos niños, se había colocado una gran alfombra mullida en la habitación y se habían colocado libros de ilustraciones y bloques de construcción alrededor.
Después de asegurarse de que Cain estaba cómodamente sentado, su mamá le dio un empujón a Diana para que fuera a jugar con los otros niños de su edad.
Corrió hacia los otros niños que ya habían llegado y se puso a jugar. Intercambió saludos con ellos y comenzó a mezclarse. Cain la miraba con cara de pena.
«Diana también necesita amigos de su edad.», dijo su mamá.
«Lo entiendo, madre. Haré lo posible por dominar el bordado, para el día de la boda de Diana.», dijo Cain.
Una vez que la mayoría de los asientos de la mesa redonda estuvieron ocupados, la reina saludó formalmente a todos los presentes, y la sesión de bordado comenzó oficialmente.
[Traducción: Teru~
Corrección: Teru~ ]