[Novela] Reencarné como el hermano mayor de la villana - Capítulo 5: Cuidado con comer demasiado postre
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- Capítulo 5: Cuidado con comer demasiado postre
Frente a Ilvalino había un banquete de aspecto delicioso.
Cuando levantó la vista del festín colocado sobre una mesa baja, vio a un apuesto muchacho sentado en un sofá ante él… Era Cain.
Las piernas de Ilvalino estaban entablilladas y no podían doblarse, por lo que estaba apoyado en el sofá. Sentado frente a él estaba Cain, con toda esa comida entre ellos. Ilvalino arrugó la frente y se preguntó cómo había llegado a una situación tan extraña.
«Vamos, no parezcas tan molesto. Recuerda: la abuela Sakae siempre decía que estar solo y tener hambre es inaceptable. Vamos a comer.», dijo Cain.
«¿Quién es la abuela Sakae?», preguntó Ilvalino.
«No te preocupes por los modales ni nada de eso. Puedes comer con las manos, no me importa».
Ilvalino frunció el ceño ante las palabras de Cain.
Cogió un cuchillo y un tenedor de la vajilla dispuesta ante él, cortó elegantemente el pollo salteado y se llevó un trozo a la boca. El cuchillo y el tenedor no golpearon el plato que tenia delante ni ningún otro plato de la mesa, y se movió en silencio y con elegancia.
Cain levantó una ceja y dijo «Oh», con admiración. Él también empezó a comer.
«¿Te enseñaron a comer así para poder trabajar de forma encubierta para asesinar a un noble algún día? ¿O, en realidad, eres el hijo de un noble o algo así?», preguntó Cain.
«…»
«¿Había un plan para que te adoptaran en algún lugar?»
«…»
«¡Vamos, di algo! Disfrutemos de la comida, ¿de acuerdo?»
«…»
Cain intentó hacer hablar a Ilvalino de todas las formas posibles, pero éste comía en silencio, negándose a responder.
«Oye, por ahora, estamos planeando mantenerte en la casa hasta que estés curado.», dijo Cain.
«¡¿Qué?!»
«Si quieres ir a casa, vas a tener que comer y curarte, primero»
«…»
Cain no podía arriesgarse a que Ilvalino se fuera antes de estar completamente curado.
Podría terminar encontrándose con el Protagonista a pesar de todos los problemas que Cain había pasado para evitar esa misma situación. Una vez sano, probablemente no se caería delante del Protagonista, y se iría directamente a casa cuando le dieran el alta.
Cain estaba pensando que, si era posible, quería conseguir que Ilvalino dejara por completo su trabajo como asesino.
Aunque esta vez volviera a casa con buena salud, era posible que volviera a lesionarse en su siguiente misión y acabara siendo salvado por la Protagonista. No sabía si el juego tenía una fuerza mortal incorporada, pero sí sabía que tenía diez años antes de que llegara el punto de partida de la línea temporal del juego. Cain no quería que los eventos expositivos del juego ocurrieran siquiera durante esos diez años.
Quería cortar todos los eventos que permitieran las Rutas malas, si era posible.
«¡Hemano!»
La puerta de la habitación se abrió de golpe y Diana entró corriendo sin llamar.
«¡¿Cuál es la razón por la que no almuerzas conmigo?! Di está enfadada, ¿sabes?»
Cuando llegó al sofá en el que estaba sentado Cain, Diana empezó a golpear el reposabrazos una y otra vez con las palmas de sus manitas.
«Lo siento, Diana. ¿Te sentías sola? En realidad, yo también quería comer contigo», dijo Cain, cargándola y colocándola sobre sus piernas.
Le acarició el cabello con suavidad y le dio unos ligeros besos en las orejas y la cabeza. Acercó su cara a la parte superior de su cabeza, cerró los ojos y murmuró: «Pastelito, pastelito».
Ilvalino observó esto y retrocedió sorprendido.
Hasta ese momento, Cain había permanecido inexpresivo o había enarcado cínicamente una ceja. Este personaje se había desmoronado ante él, e Ilvalino se sintió como si estuviera sentado frente a una persona completamente diferente.
Incluso el tono de su voz había cambiado totalmente, y Cain hablaba con una voz imposiblemente dulce.
«Diana, ¿quieres comer algo de lo que hay aquí?», preguntó Cain.
«Comí lo mismo que hemano.», dijo ella.
Lanzó el dedo índice hacia las verduras que había junto al pollo salteado en la mesa y dijo: «¡Me he comido hasta las zanahorias!». Miró a Cain con una mirada triunfal.
Lo había creído imposible, pero Ilvalino vio cómo el comportamiento de Cain se derretía aún más por la ternura.
Cain acarició el cabello de Diana y la felicitó diciendo: «¡Buena niña! ¿Puedes comer lo que no te gusta y terminarte toda la comida? Eres increíble».
Ilvalino se preguntó qué demonios lo estaban obligando a ver. No podía creer que se tratara de la misma persona que le había dislocado el hombro, le había arrastrado a esta casa e incluso se había negado a dejarlo marchar hasta que estuviera completamente curado.
Se había preguntado cómo era posible que el hijo de un noble criado en el lujo tuviera un carácter tan frío, y ahora tenía que hacerse a la idea de esta faceta completamente diferente de Cain.
Ilvalino se estremeció, pensando que podría resfriarse por el cambio tan repentino del comportamiento de Cain, que pasó de ser frío a ser brillante y cálido.
Los ojos de Diana se movían entre los postres de la mesa, y Cain le ctocó las mejillas con la mano y le acercó la cara a la suya. Le sonrió cálidamente.
«Diana, ¿prometes volver a lavarte los dientes después?», preguntó Cain.
«Me lavaré los dientes.», dijo Diana.
«¿Puedes guardar el secreto de que te he dado los postres?»
«¡Es un secreto entre hemano y yo!»
Después de decir: «¡Muy bien! Buena niña.», Cain le pellizcó suavemente las mejillas y tomó un plato de postre.
Dijo: «¡Di, ‘Ah’!» y luego le dio de comer el postre con una cuchara.
Al ver esto, toda la malicia y el rencor dentro de Ilvalino parecieron disolverse.
Suspiró y decidió concentrarse en comer su propia comida.
Debía de tener bastante hambre, ya que terminó de comer antes de darse cuenta. Alargó la mano para recoger su plato de postre, pero sintió una mirada fija procedente de delante de él. Cuando levantó la vista, se encontró sin querer con los ojos de la niña.
«…»
«…»
Le estaba resultando muy difícil comer. Cuando Ilvalino acercó el plato hacia él, la de Diana lo observó.
«…»
«…¿Lo quieres?»
Su voz se transformó en una sonrisa con tal vigor que parecía que debía venir acompañada de un efecto sonoro de trompetas victoriosas. Sin dejar de sonreír, Diana miró la cara de Cain, justo encima de la suya.
Cain frunció el ceño, fingiendo estar sumido en un pensamiento conflictivo, pero era obvio que ya sabía cómo iba a responder. Apartó el plato que tenía delante para hacer sitio a su segundo postre.
«Cómelo despacio.», dijo Cain.
«¡Muy bien!», dijo Diana.
«¿Qué dices?»
«¡Gracias, hemano mayor!»
«…»
Después de colocar su plato de postre frente a Cain, se recostó y se relajó.
Desde que Diana había estado sentada en el regazo de Cain y comiendo sus postres todo este tiempo, la comida de Cain no había avanzado en absoluto. Aun así, parecía bastante satisfecho con solo ver a su hermanita comer su postre con cariño.
Ilvalino pensó en lo que Cain parecía saber.
‘¿Como sabía este tipo mi nombre? Aunque estuviera vestido sospechosamente de negro, ¿cómo había llegado a la conclusión de que era un asesino? Parece un chico de mi misma edad, pero aunque estuviera herido, soy un luchador entrenado, y me arrastró los pies, me tiró al suelo y me dislocó el brazo como si nada. ¿Dónde aprendió movimientos como ése?… Si no averiguo de dónde está sacando este tipo su información antes de volver, el Jefe probablemente me matará…’
Ilvalino decidió aprovechar el hecho de que no lo soltaran antes de curarse como una oportunidad para rastrear de dónde sacaba Cain su información.
Por supuesto, probablemente era imposible que Ilvalino averiguara que Cain había obtenido su información de su existencia anterior.
Esa noche, como Diana había comido demasiado postre y se había puesto enferma, su mamá regañó tanto a Cain como a Ilvalino por consentirla tanto.
[Traducción: Teru~
Corrección: Teru~ ]