Renacimiento del emperador Xuan Tian - novela - Capitulo 3
Capítulo 3: Despertar del Poder
El sol nacía lentamente sobre los jardines de la secta, sus rayos iluminando los pétalos de flores exóticas y la superficie de un lago sereno. Xuan Tian se sentó en posición de loto, sintiendo cómo la energía espiritual del mundo fluía hacia él. Cerró los ojos y se concentró en su respiración, permitiendo que la energía del cosmos llenara su cuerpo.
A su alrededor, un grupo de discípulos observaba en silencio. Entre ellos se encontraba Bai Ling, una joven talentosa con un potencial inmenso pero reprimido por las limitaciones de los maestros anteriores. Bai Ling observaba a Xuan Tian con asombro, sintiendo una conexión inexplicable con su aura.
Xuan Tian comenzó a meditar, y en un solo suspiro, fue capaz de absorber más poder que cualquier cultivador en años de práctica. Recordando las técnicas avanzadas de su vida pasada, estableció una conexión profunda con el cosmos. En el universo de Xuanxuan, cada planeta albergaba grandes cultivadores, pero ninguno podía compararse con su verdadero potencial.
Después de horas de meditación, se levantó con una nueva comprensión y dominio de su poder. Decidido a compartir su conocimiento, convocó a todos los discípulos al gran salón de entrenamiento. Allí, bajo su tutela, comenzó a enseñarles las técnicas ancestrales del cultivo que solo los más poderosos inmortales conocían.
«Bai Ling,» llamó Xuan Tian, señalando a la joven. «Acércate.»
Bai Ling se acercó con nerviosismo, inclinándose respetuosamente. Xuan Tian la observó con atención, notando su potencial latente.
«Tu energía es fuerte, pero estás restringida por técnicas inadecuadas. Permíteme mostrarte el verdadero camino,» dijo Xuan Tian, guiándola en una técnica de respiración y canalización de energía. En cuestión de minutos, Bai Ling sintió una transformación interna, como si una puerta invisible se hubiera abierto dentro de ella.
Los otros discípulos miraban con asombro mientras Bai Ling comenzaba a emanar un aura poderosa. Inspirados por su avance, se esforzaron aún más en sus propios entrenamientos, deseando alcanzar el mismo nivel de poder y comprensión.
A lo largo de los días siguientes, Xuan Tian dedicó su tiempo a entrenar a sus discípulos. Les enseñó a canalizar su energía de manera más eficiente, a comprender las complejidades del cosmos y a desarrollar su potencial al máximo. Bajo su guía, los discípulos comenzaron a mostrar un progreso notable, alcanzando niveles de poder que antes parecían inalcanzables.
Además de los entrenamientos diarios, Xuan Tian decidió implementar un sistema de duelos amistosos entre los discípulos. Esto no solo mejoraría sus habilidades de combate, sino que también fomentaría la camaradería y el espíritu competitivo dentro de la secta. Los duelos se llevaban a cabo en una arena especialmente diseñada, rodeada por barreras protectoras que prevenían lesiones graves.
Un día, durante uno de estos duelos, Bai Ling se enfrentó a Wang Chen, otro discípulo destacado. La batalla fue intensa, con ambos demostrando técnicas avanzadas y un control excepcional sobre su energía. Sin embargo, fue Bai Ling quien emergió victoriosa, habiendo aplicado de manera magistral las enseñanzas de Xuan Tian.
«Bien hecho, Bai Ling,» felicitó Xuan Tian después del duelo. «Tu progreso es notable. Sigue así y pronto alcanzarás niveles que ni siquiera has imaginado.»
Mientras tanto, Xuan Tian también se ocupaba de fortalecer las defensas de la secta. Ordenó la reparación y mejora de los antiguos artefactos de protección y el reforzamiento de las barreras espirituales que rodeaban el territorio de la secta. Trabajó en estrecha colaboración con los ancianos de la secta, incluyendo al Gran Anciano Shen y otros expertos en formaciones defensivas.
Una noche, mientras revisaba los planos de las defensas con Shen, Xuan Tian sintió una perturbación en el flujo de energía. «Algo se aproxima,» dijo, levantando la vista. «Una presencia hostil.»
No pasó mucho tiempo antes de que un grupo de cultivadores desconocidos intentara infiltrarse en los terrenos de la secta. Sin embargo, las mejoras en las defensas y la vigilancia constante de los discípulos hicieron que sus intenciones fueran detectadas rápidamente. Xuan Tian, acompañado por Bai Ling y otros discípulos avanzados, confrontó a los intrusos.
«¿Quiénes son ustedes y qué buscan aquí?» demandó Xuan Tian con una voz que resonó en la oscuridad.
Los intrusos, vestidos con ropas oscuras y emitiendo auras siniestras, no respondieron. En lugar de eso, desenvainaron sus armas y atacaron. Xuan Tian y sus discípulos repelieron el ataque con facilidad, demostrando la fuerza y la disciplina que habían cultivado bajo su guía.
Después de la confrontación, uno de los intrusos, gravemente herido, confesó bajo presión que habían sido enviados por la Secta de la Serpiente Negra, una de las facciones rivales que buscaba debilitar a la Secta del Dragón Celestial. Xuan Tian, con una mirada fría y determinación renovada, decidió que era el momento de tomar medidas más agresivas contra sus enemigos.
«Debemos mostrarles que no seremos intimidados,» declaró Xuan Tian ante los ancianos y discípulos reunidos. «Es hora de que la Secta del Dragón Celestial recupere su posición de liderazgo y poder en este mundo. Nos prepararemos para la guerra si es necesario.»
Los días siguientes fueron de intensa preparación. Xuan Tian diseñó estrategias y tácticas con Li Mei, una experta en tácticas y estrategia, y Zhang Wei, el maestro de armas. Se aseguraron de que todos los discípulos estuvieran listos para cualquier eventualidad, entrenando tanto en combate como en defensa.
Mientras tanto, Xuan Tian también se dedicaba a explorar sus propios límites y habilidades. Pasaba horas meditando y practicando técnicas avanzadas de cultivo, alcanzando niveles de poder que incluso él mismo no había imaginado. Su conexión con el cosmos se profundizaba cada día más, y su comprensión de las leyes universales se volvía más completa.
Una noche, mientras meditaba bajo la luz de la luna, Xuan Tian tuvo una visión. Vio un vasto universo lleno de estrellas y planetas, cada uno con sus propios secretos y desafíos. Sintió que su destino no solo estaba en restaurar la gloria de su secta, sino también en explorar y conquistar otros mundos, enfrentando enemigos aún más poderosos y descubriendo los secretos más profundos del cosmos.
Con esta visión en mente, Xuan Tian se levantó, sintiendo una renovada determinación y propósito. Sabía que su viaje apenas comenzaba y que, con cada paso, el legado del Emperador Inmortal Xuan Tian se haría más grande y glorioso.